miércoles, 2 de mayo de 2007

Muy grande, sí, muy grande, pero finito…

¿Recuerdas a tu profesor de matemática de colegio o de universidad? Y, en caso de que sí lo recuerdes, ¿cómo lo recuerdas? Sinceramente y sin querer pasar por diplomático, ¿es un bonito recuerdo?

Quienes trabajamos con la matemática y/o la física caemos usualmente en el grupo de "raros" - acá en Chile los muchachos tienen un término muy simpático: "pernos" - y quienes enseñamos estas artes no-tan-exactas normalmente somos blanco de apodos (el "pollo", el "baboso", el "martillo", el "hacha", etc.) y sufrimos hasta discriminación - y no de esa discriminación "positiva" que está de moda hoy en día como mecanismo de ayuda social...

Pues bien, ¿recuerdas al profesor que te enseñó geometría y/o trigonometría? Muy probablemente, sin darse cuenta siquiera, este caballero de fina estampa te enseñó que Dios no puede tomar forma de hombre...

¿Cómo es eso? - me preguntarás - ¡pero si el tal y cual era hasta ateo! "Y sin embargo se mueve", decía Galileo y eso se aplica acá...

Veamos: uno de los números más famosos es el número Pi: 3.141592... Tiene infinitas cifras decimales y, por esa razón, sería complicado explicárselo a un niño de escuela. Por ello en educación primaria a uno le dicen que Pi es igual a 3.1416 - con exactamente 4 cifras decimales. ¿Qué hizo tu maestro o maestra de escuela? Simplemente redondeó las cifras de manera que quede algo que el niño lo pueda captar sin perder tantísima información - conservando lo esencial.

A medida que uno crece es capaz de ir captando más y más el significado de las cifras decimales hasta que, ya en secundaria, el tal y cual te dice que de hecho el número Pi tiene infinitas cifras decimales...

¿Puede un ser humano llegar a conocer todas las cifras decimales del número Pi? ¡No! ¡De hecho, ni uniendo las capacidades de memoria y de años de vida de todos los seres humanos que existieron, existen y existirán nos alcanza para conocer todas esas cifras decimales!

Sin embargo, el tal y cual te aseguró - te firmó - que efectivamente el número Pi tiene infinitas cifras decimales... ¿Era el tal y cual una especie de extraterrestre? No. Simplemente hace uso de una característica propia del ser humano: "no podemos captar el infinito pero podemos llegar a entender que existe". ¡Aunque te moleste el número Pi sí existe!

Ahora bien, ¿qué tal una de esas supercomputadoras que existen hoy en día? ¿Sería capaz de manejar el número Pi? ¡Después de todo cuando uno compra una calculadora científica simple, ya aparece el símbolo del número Pi! La respuesta nuevamente es NO.

A pesar de los tremendos alcances y poder de los computadores modernos siguen siendo creación humana y por lo tanto no pueden captar el infinito. Al usuario de un PC o de un calculador de bolsillo se le convence de que está usando el número Pi pero en realidad está usando una versión mejorada del 3.1416 que nos enseñaron en la escuela...claro ahora el redondeo no es a 4 cifras decimales sino a (digamos) unas 20 cifras decimales. Es que, como todo buen economista siempre explica, los recursos son limitados y las demandas son infinitas... ¿Quieres una muestra? En el siguiente link encontrarás un poquito más de cifras decimales de Pi: http://www.angio.net/pi/digits/100000.txt

En fin, si un supercomputador (un ente finito) no puede almacenar algo infinito (como el número Pi), ¿sería dable que el Infinito (o sea Dios) sea almacenado por algo finito (como un cuerpo humano)? ¿Me sigues amigo lector?

¿No te remuerde un poco la conciencia? A ti te lo digo, a ti que llamaste con mal nombre al tal y cual... ¿No sería bueno que cuando lo veas nuevamente por la calle, en vez de ponerle una sancadilla al tal y cual, le agradezcas por haberte enseñado algo muy imprtante?

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Sobre el autor: El Dr. J. Mayorga es Matemático de profesión, Suma Quan Laude y mejor graduado de su promoción en Escuela Politécnica Nacional - Ecuador. Obtuvo su Doctorado en Ciencias de la Ingeniería (Mención en Modelamiento Matemático) en Universidad de Chile - Chile. Su trabajo de investigación tiene que ver con métodos matemáticos de la Mecánica Cuántica. Ha sido Representante en Chile y Coordinador Internacional de Fundación Luz de Vida, creada con el propósito de promover entre los hispanoparlantes la observancia de las Siete Leyes Universales, herencia de las naciones de acuerdo con la tradición judía. Ha traducido del inglés al español "Los Siete Colores del Arco Iris" (Y. Bindman), "El Camino del Gentil Justo" (Ch. Clorfene & Y. Rogalsky) y "¿El Verdadero Mesías?" (A. Kaplan).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ay no yo la verdad que no le tengo ni un solo buen recuerdo a mi profesor de matematicas. Es mas por el me sali del colegio antes de acabar el bachillerato aleman y me vine a alemania a hacerlo aca. Me traumo ese hombre. Pero bueno por lo menos se que lo mal que me trato ese profesor me sirvio para saber que si sirvo y para darme fuerzas en mi estudio en alemania...para nada mas :)

Juan R. Mayorga Z. dijo...

Muchas gracias Ximena por compartir su experiencia y felicitaciones por sacar provecho incluso de su lamentable ex-profesor. Por lo que he visto yo mismo, normalmente los estudiantes empiezan a sentir repulsión en los primeros años de bachillerato. A menudo, esto se debe a un ego enorme del profesor que lo ciega. Los estudiantes son seres humanos y es nuestra misión como profesores "bajar a tierra" esta materia abstracta, e.g, via un buen marketting sobre las posibilidades que se le crea a una persona que vence su prejuicio a la materia. La tarea no es fácil y, por ello, la palabra clave es vocación.

Unknown dijo...

Creo que después de lo que tu has dicho, le tengo menos respeto a aquellos profesores de matemáticas.
En la Universidad y en muchos escritos como el tuyo, me he dado cuenta de lo maravillosas que son las matemáticas (maravillosas solo hasta el punto en que algo sin pulso puede ser). Sin embargo muchos de estos profesores, no todos, han sabido formar, en los jóvenes, un odio generalizado hacia esta ciencia. Muchos de esos profesores, en pos de su ego de conocedores de algo "difícil", nos quitan a diario la oportunidad de conocer muchas cosas.
Ojala algún día estas cosas cambien.

Juan R. Mayorga Z. dijo...

Gracias por tu comentario Vinicio. La verdad cuando escribí el artículo tenía en mente a Alfonso Guerra, mi profesor de matemática de los dos últimos años de bachillerato. Era un tanto mal genio pero siempre dió su máximo esfuerzo - vocación de por medio - por que sus estudiantes salgan bien preparados del colegio. Y jamás "se creyó más" por saber matemática. ¡Para usted Sr. Guerra la gratitud más sentida de su estudiante!