viernes, 19 de diciembre de 2008

Comentario de un buscador

Comentario. Buenos días. Hoy es viernes por la tarde y en un momento más se encenderán las velas del Sabat en mi hogar, aunque desde la perspectiva judía soy un gentil y seguramente haré muchas cosas de una manera “inapropiada” y hasta tal vez “despreciable”. Mis antepasados sufrieron el desprecio social por ser judíos y tuvieron que ocultar su identidad. Tal parece que la historia es un péndulo de cristianos contra judíos y judíos contra cristianos. Solo es cuestión de tiempo para ver quien toma el poder y abusa del que es distinto.

Mi alegría vital se afirma en saber que hay un Padre porque yo soy evidentemente un hijo. La verdad es que a Jesús nunca lo he visto y tampoco a Moisés y no pienso hacerme matar por ellos. No tienen mayor relevancia hoy para mí. Pero eso no me impide observar, apreciar y poner en práctica principios bíblicos. Quien los haya descubierto-enseñado-escrito me da lo mismo. Me quedo con la verdad que puedo entender y practicar, que en verdad es mucho menos de lo que quisiera. Ya vendrá el tiempo de reconocer las fuentes.

Todo lo que tengo hasta aquí de valor es la Biblia y la Vida. Y curiosamente, ambas me han sido motivo de grandes problemas. En el caso de la Biblia, me obligó a aprender griego y hebreo de manera autodidácta, porque me era evidente que los textos estaban “raros” tal como los había conocido. En el caso de la Vida, las tradiciones culturales y familiares me han sido los principales obstáculos para vivir bien, todavía ando “depurándome” de ciertos resagos de viejos virus. Y así llegué a lo que llamo el asunto de Abraham: el Pacto. Mi punto de partida es la emuná de Abraham. Pues nadie puede ser fiel a nada a menos que sea fiel consigo mismo. La emuná de Abraham consigo mismo le permitió percibir la posibilidad de una emuná con el Eterno. Es que dudo que alguien pueda brindar alguna fidelidad si no es fiel en sí, y esto debe ser parte del paquete original que el Creador instaló en sus criaturas. En resumen, el punto de partida está en nosotros mismos, seguramente parte de lo que implica el “perú urbú umilú et ja arets” (Ber.1.28).

Al encontrarme con el tema de los Bené Noaj tuve una gran alegría, porque en verdad creo que el código de la Torá es una fuente de sabiduría que el mundo debería aprovechar. Y al enterarme que el movimiento tenía una aceptación oficial en Israel, mi alegría aumentó inmensamente (Israel es parte de mi agenda diaria). Pero al revisar su blog fui comprendiendo que el noajismo es, en la práctica, (perdóneme la frase, que no la escribo pensando en ofenderlo, sino compartiendo mi sentimiento) un judaísmo de segunda. Y eso me ha apenado profundamente. Pensé que era una puerta de acceso a la fuente del más depurado conocimiento y me doy con una herramienta del judaísmo a favor de sí mismo. He sentido verguenza ajena al pensar en buscar a tres judíos ortodoxos desconocidos, a más que en mi ciudad no hay judíos ni ortodoxos, ni conservadores ni mesiánicos por último (disculpe), para que le den valor a mi compromiso con el Eterno, siendo que, desde mi punto de vista, tanto judíos como cristianos están descalificados dada su histórica y permanente rebelión. En verdad han vuelto los días de Noé. Ya quisiera que hubiera alguien con la auténtica autoridad de Elojim. Se resolverían tantos problemas y de los más graves. No tengo problemas para someterme y obedecer, son valores que cultivo y enseño a mis hijos. Pero como Abraham, dadas las circunstancias, cuido de no hacerme enriquecer sino por la mano del Todopoderoso.

Discúlpeme nuevamente si de alguna manera le soy incómodo. Soy algo ingenuo. En mi lógica Noé fue antes que Judá. Entonces pensé, ya conociendo el tema de las leyes noájicas, los Bené Noaj tienen tanto derecho (o más) que los judíos por su antiguedad (de hecho las disputas por antiguedad son de dudoso derecho) y porque Rut no se convirtió al judaísmo sino que fue fiel a lo que podía percibir (Naomi. ¿Había judaísmo en esos días?).

Ya es sorprendente que se confunda judaísmo con hebraísmo. Es común leer que Moisés fue judío, lo cual es un error craso. Moisés fue levita nacido en Egipto, jamás puso su pie sobre el territorio de Judá, así que no califica ni por linaje, ni por lugar de residencia, pero así están las cosas.

Pero son las contradicciones en las que nos toca vivir, como que el actual Estado de Israel fue fundado principalmente por judíos no religiosos y hasta algunos ateos, con la oposición de muchos sectores religiosos.

El Padre tiene su propio camino. Eso me alegra.

De todos modos, agradecer su honestidad y esfuerzo en esclarecer asuntos de vital importancia. Quiera que el cielo concedernos encontrarnos un día en el camino y compartirlo.

Salom,

Pablo C.
Trujillo-Perú

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Nuestro comentario. Bienvenido Pablo. Gracias por su comentario y sinceridad.
1. Si su madre no fue judía ni ha hecho la conversión halájica, entonces usted es gentil.
2. Existen muchas gentiles que tienen ancestros judíos y sienten un cariño especial por el pueblo judío. Eso está bien pero nunca hay que perder de vista lo que uno es. La primera responsabilidad del gentil raica en la observancia de las Siete Leyes; en cuyo marco está prohibido observar el Shabat a la manera judía (en todo caso, de acuerdo con autoridades rabínicas el gentil puede encender velas el viernes por la noche en tanto que no sea en público sino en el calor de su hogar). 3. El gentil que quiere abrazar las responsabilidades del judío tiene abierto el camino laaaargo a la conversión. 4. La historia no tiene nada que ver con su planteo de lucha entre judíos y cristianos. Más cercano sería hablar de una pugna entre el Cristianismo y el Islam. 5. Hay una diferencia enorme entre Moisés y Jesús: el primero fue un profeta que se caracterizó por su humildad y el segundo llegó a lo más alto del ego pues se declaró a si mismo Dios. 6. Abraham alcanzó el Monoteismo usando sus capacidades intelectuales. Usted también lo puede hacer mi estimado Pablo. No se canse de buscar, indagar y cuestionar. 7. El Noajismo no es un Judaismo de segunda. Los dos son Monoteismo. Lo importante es comrender que los deberes que como seres humanos tenemos hacia el Creador los determina el Creador. El estableció un código esecial y muy particular para los hijos de Israel y uno más relajado para los hijos de Noé - las naciones de la Tierra. Pero, como los Sabios de Israel bien lo enseñan, un gentil que se esmera en el cumplimiento de las Siete Lees Universales puede elevarse a niveles espirituales incluso sueriores al del Cohen Gadol (Sumo Sacerdote), quien en tiempos del Temlo es el único que puede ingresar al lugar “santísimo”. 8. El Estado de Israel es una bendición. Salvando algunos casos, el judío tradicional así lo considera. Piense en la historia de Ester y se dará cuenta que Dios no es mencionado ni una sola vez. ¿Quiere decir que no tuvo parte en la historia? No. Dios actúa tras bastidores. Eso asó con la Fundación del moderno Estado de Israel. Más aún: piense simplemente en cuantas vidas encontraron refugio en Israel desués del Holocausto. 9. Usted es siempre bienvenido Pablo. Si le puedo dar una mano, cuente conmigo. De usted, Juan

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